Bueno, igual que ayer me tocó cerrar el chiringuito (cuando aun me venian borrachos a pedirme mas) hoy me toca abrirlo a mi tambien!
Y lo hago con un articulo de Orroe que me ha parecido muy interesante.
Mardito Seb
Seb es mardito como lo son Fernando, Lewis, Kimi o Michael (Jenson sólo lo fue en Honda). Ser mardito o hacerse pasar por él, va en la soldada de los buenos campeones del mundo (Jenson tendría que haber ganado su título con Honda y no con Brawn), de manera que plantear siquiera el malditismo de Vettel, su calidad de mardito pata negra, no es otra cosa que una cacofonía inútil, una reiteración tontorrona que sólo se le podría ocurrir a un departamento de marketing con poca lectura a sus espaldas y nula visión de horizontes.
Sea como fuere, y aunque en mi modestia lo prologué hace unos días, el marditismo de Seb, made in Red Bull, estaba servido antes de conocer que desde hace menos de una semana, lleva sembrándose en los mentideros de Internet, la especie de que a Seb le han dejado solo en Milton Keynes.
Como lo leéis. Dicen los entendidos de la cosa, que saben de buenas fuentes que viniendo de arriba, de muy arriba, ha llegado la orden hasta los últimos rincones de los garajes, de que si el chaval se siente con ganas de plantar cara al equipo, como hiciera en Malasia, éste le va a demostrar al alemán lo que vale, y que a resultas de ello, este campeonato 2013, donde el de Hepennheim puede lograr su cuarto título consecutivo, Red Bull se las va a ingeniar para revalidar su también cuarto título de constructores, sin el concurso del tricampeón más joven de la historia, a pelo, vamos.
Aseguran los que dice que saben, que por primera vez en muchos años, la opinión de Helmut Marko, herr doktor, no sólo importa un pimiento contra todo pronóstico, sino que resulta frontalmente rechazable porque alguien arriba, muy arriba, así lo ha expresado?
Sancionan este invento los que aseguran la fehaciencia de tan graves hechos y afirman con rotundidad meridiana que saben de qué va todo, que la actitud mostrada por Seb en Sepang, incluso y a pesar de las excusas que ofreció el bisoño alemán a su compañero Mark Webber en la rueda de prensa posterior a la carrera, han sentado tan mal en la sede de Red Bull GmbH, que alguien, arriba, muy arriba, ha decidido que a Seb le corten la cabeza y sus ínfulas de chiquillo, y de cuajo a ser posible, como si la orden hubiese sido dictada por la Reina de corazones de Alice?s Adventures in Wonderland, y por tanto cursada con el tenebroso timbre de máxima prioridad que asegura su aplicación inmediata.
En mi pueblo dirían que esto viene a ser un ¡a tomar por el flete! en toda regla, y que como tal, escenifica la proclama de un suicidio que a todas luces resulta no sólo incomprensible, sino totalmente increíble, más si cabe después de contemplar lo habido en Turquía 2010 entre los dos astados de la austriaca y su consecuencias. Lo que me lleva a recapacitar sobre la poca pólvora que debe quedar en Milton Keynes, para llegar al punto de que haya que convertir a Seb en un mardito de vía rápida (el primero que recuerdo), obviando que los marditos de pelo en pecho se curten a base de soltar barbaridades ante un micrófono, cometer felonías sobre el circuito o demostrar que todo se la trae al pairo.
Kimi, por ejemplo, pasa de todo y termina merendándose un helado en bermudas, y adquiere la catalogación de mardito porque a Bernie, las actitudes del finlandés le parecen poco idóneas para un embajador de la Fórmula 1. Fernando, otro ejemplo, se cisca en los muertos de los que no le ayudaron en sus inicios, le pone mala cara a Dennis, triunfa y fracasa contra todo pronóstico, pero sigue diciendo verdades como puños incluso en Ferrari; total, que a Bernie tampoco le mola como embajador de la Fórmula 1. Michael, mi penúltimo ejemplo, era sucio, rudo y cabroncete sobre el asfalto, lo ganó todo y encandilaba a Bernie como embajador de la Fórmula 1, hasta que llegó a Mercedes AMG, momento en que al británico se le olvidó el nombre y los apellidos del de Kerpen incluso para mentarlo sin ruborizarse como embajador de la Fórmula 1. Jenson, el último, lo prometo; Button es Button y como embajador de la Fórmula 1 vale, pero Bernie no demuestra demasiado entusiasmo?
Seb, sin embargo, es el niño mimado del octogenario. No sé si vale como embajador de la F1, pero a Bernie le complace, y viene Red Bull y se pone fina y lo pone en la guillotina porque no cumplió la Multi 21 en una carrera que había sido diseñada para que él y sólo él la ganase. Lo dicho, marditismo de baja estofa, cacofonía inútil, trágala para bobos, llamadlo como queráis, pero suena a guión escrito rápido y a vuelapluma sin contemplar la inteligencia de los lectores o espectadores. En todo caso, a cosa cogida con hilvanes, a prisa.
Os leo.