El verdadero declive de la escudería de Grove ha comenzado a partir de 2017, ya que la competitividad del monoplaza no era la misma que en los primeros años de la era híbrida. 2014 y 2015 fueron las mejores campañas para Williams después de periodos en los que apenas destacaban, pero dieron un fuerte paso adelante con la ayuda del motor Mercedes, el cual les catapultó a las primeras posiciones del campeonato de constructores. No obstante, esa superioridad fue perdiendo efectividad y, por consiguiente, fueron menos competitivos.
En 2016, fue cuando Force India les adelantó y finalizaron cuartos en el mundial, pero mantuvieron resultados decentes. Aunque fue en 2017 cuando fueron a menos, ni siquiera el podio de Lance Stroll en Bakú les salvó. Sin embargo, 2018 se convirtió en el peor de año de su historia porque no fueron capaces de luchar por nada y casi siempre estuvieron en las últimas posiciones. Rob Smedley considera que los pesos pesados de Williams no tomaron buenas decisiones y eso afectó negativamente al rendimiento del equipo. A causa de no invertir en investigación y desarrollo, esto desencadenó que ahora estén los últimos y no puedan pelear con el resto de equipo de la zona media.
Nula inversión en mejorar el coche
"Claramente, el equipo necesitaba trabajar mucho. Hicimos muchas prácticas nuevas en ingeniería, pero la siguiente parte del camino consistía en invertir en I+D y eso nunca sucedió. Si quieres ser un verdadero constructor, tienes que tener ese nivel de inversión o te quedarás atrás. No quiero hablar sobre aspectos individuales en particular, pero está claro que se tomaron malas decisiones en el equipo. Por ese motivo, ahora están en esa posición actual. Es una auténtica pena".
