El Gran Premio de Azerbaiyán 2018 nos ha dejado grandes momentos para el recuerdo. Y es que, si por algo se caracteriza el Circuito de Bakú, es por ser un trazado completamente impredecible. Curvas imposibles, frenadas al límite y una larguísima recta de 2,2 kilómetros componen esta peculiar y a la vez apasionante pista. Pero, sin atisbo de dudas, la imagen del día durante la jornada del domingo recae sobre el equipo Red Bull. La intensa batalla entre los dos pupilos de la escudería austriaca, Daniel Ricciardo y Max Verstappen, que finalizó con ambos pilotos fuera de carrera, equiparó todos los titulares y debates del día. Un enfrentamiento que se alargó durante 39 vueltas y que concluyó de la peor manera posible: con el casillero de puntos del equipo de Milton Keynes en blanco. Un resultado que le deja en una solitaria tercera posición del Campeonato de Constructores con solo 55 puntos, la mitad de los que acumula Ferrari y 59 menos que Mercedes. Muchos ya comparan la situación vivida ayer con lo sucedido en McLaren 2007, cuando la constante pelea entre Lewis Hamilton y Fernando Alonso desencadenó en el primer y hasta ahora único título Mundial de Kimi Räikkönen en la categoría.
Red Bull debió actuar
Los continuos "tira y afloja" de ambos pilotos a lo largo de todo el Gran Premio hacían presagiar lo peor. Verstappen pasaba a Ricciardo al comienzo de la carrera, pero poco después el neerlandés comenzaba a experimentar problemas con su batería, lo que implicaba que su compañero tenía más ritmo, aunque era incapaz de sobrepasarle en pista. Los hombres del podio comenzaban a marcharse (y además Carlos Sainz se encaramaba al cuarto puesto), sin embargo, desde el muro de Red Bull se mantenían al margen. Querían dejar que sus pilotos lucharan mano a mano sin órdenes de equipo.
Primeros encontronazos y adelantamiento de Ricciardo
En la vuelta 12 llegaba el primer momento de tensión entre los dos pilotos. Ricciardo se salía de la aspiración en la larga recta, pero Max hacía gala de su "agresividad" y, tras entrar algo pasado en la curva 1, se tocaba con su compañero. Primer conato de accidente, pero Red Bull seguía sin pronunciarse. Tras unos giros sin demasiados sobresaltos, en los que todos los ingenieros de la escudería austriaca lograban coger aire, llegaba un nuevo enfrentamiento en la vuelta 27. Mismo escenario y mismos protagonistas. Final de la larga recta, Daniel adelantando por el exterior y Max, de nuevo, entrando sin tapujos por la zona interior de la primera curva y mandando a su compañero cerca de las protecciones. Red Bull continuaba al margen. Quizás era el momento de tomar una decisión, ya que el duelo entre ambos pilotos era cada vez más intenso. Finalmente, Ricciardo lograba adelantar a su compañero en la vuelta 35, después de tres intentos al límite. Desde el muro respiraban aliviados.
'Overcut' de Verstappen y accidente entre ambos pilotos
El piloto australiano entraba a boxes poco después de su adelantamiento para protegerse de su compañero de equipo y evitar así un posible 'undercut' de este, pero el escenario volvía a dar un giro de 360 grados. Los neumáticos ultrablandos no lograban alcanzar la temperatura adecuada, lo que implicaba un rendimiento insuficiente en el monoplaza de Daniel y, por ende, un inevitable 'overcut' por parte de Verstappen, que tras su parada volvía a salir por delante en pista. Los cimientos temblaban de nuevo en el muro de Red Bull. El piloto neerlandés sufría en su primera vuelta el mismo problema que su compañero, los neumáticos ultrablandos no entraban en temperatura, momento que Ricciardo aprovechaba para situarse en los espejos retrovisores de Max. Nuevamente, mismo escenario. 2,2 kilómetros de recta principal y el australiano activaba el DRS para lanzarse al lado derecho del trazado, a lo que Max respondía cambiando de dirección hacia ese mismo lado. Ante este movimiento, Ricciardo optaba por la parte izquierda, pero Verstappen le volvía a cerrar el paso, desencadenando esta última acción en un accidente que provocaba el abandono de ambos.
Próxima parada: Barcelona
Daniel se llevaba puesto a su compañero ante la incredulidad de Red Bull. Debates al margen sobre quién de los dos fue el culpable de este desenlace, queda patente que desde el muro podrían haber evitado una situación que se veía venir prácticamente desde que se apagaron los semáforos. Tras finalizar la carrera, Helmut Marko seguía abogando por "dejar luchar en pista a sus pilotos", pero, después de lo sucedido, habrá que ver cómo continúa esta batalla en el próximo Gran Premio, que se disputará dentro de quince días en el Circuito de Montmeló (Barcelona).
