Está siendo un año complicado para Sergio Pérez. El mexicano arrancó bien la temporada con dos victorias en las primeras carreras, pero la tendencia cambió rápidamente y desde entonces no logra remontar cabeza. A nivel anímico está siendo muy difícil para él. Es por ello que ha tenido que recurrir a un coach mental, como bien ha comentado en unas declaraciones recogidas por el periódico neerlandés De Limburger. Y es que no solo lo ha hecho por su rendimiento en pista, sino también para ayudarle a gestionar la situación en su hogar, pues no quería que sus problemas en la competición afectasen a sus seres queridos.
Malos momentos
"Cuando empezó la temporada, el coche se adaptaba a mí perfectamente, pero los coches evolucionan durante la campaña. Después de Miami, las cosas fueron cuesta abajo. Tenía un monoplaza diferente que no me venía tan bien. Luego no pude entrar en la Q3 varias veces, por lo que mi confianza cayó. Como resultado, la conducción también fue muy inferior. Luché mucho en el verano. Al principio estaba compitiendo por el título pero, a partir de mayo, eso cambió. Conducía sin confianza. En algunos momentos simplemente no pasaba de la Q2. Eso fue muy duro. Debido a que conduces con un equipo de primer nivel, la presión para rendir aumenta rápidamente".
"Cuando estás pasando por momentos tan difíciles con tu trabajo, es difícil estar alegre en casa con tu esposa e hijos, por lo que contraté a un coach psicológico, ya que mi familia merece tener a ese padre alegre en casa. Junto con mi coach, trabajé para convertirme en la mejor versión de mí mismo en casa, pero también como piloto. Como resultado, volví a encontrar la positividad. Ahora tengo 33 años, pero sigo aprendiendo todos los días en la pista, y ciertamente también fuera de ella. En parte por esto, nunca me cansaré de la Fórmula 1. Es realmente sorprendente lo que me sigue ofreciendo este deporte", ha finalizado.
