El Gran Premio de Gran Bretaña 2020 de Fórmula 1 nos dejó una apasionante e igualada lucha en la parte alta de la tabla que acabó decidiéndose por escasas milésimas. Me gustaría que esta frase fuera cierta. Pero no. Lo único cierto es que solo la degradación le puso algo de pimienta a una anodina carrera que los Mercedes dominaron de principio a fin de manera insultante. Tanto es así que ni siquiera un pinchazo privó a Lewis Hamilton de la victoria. Señoras y señores, ¡el británico cruzó la línea de meta sobre tres ruedas! Bueno, técnicamente sobre tres ruedas y una cuarta llanta hecha añicos. Que sí, que Red Bull paró a Max Verstappen para buscar la vuelta rápida y le dejó sin opciones de coronar el podio, pero quién dice que las gomas del neerlandés no hubieran dicho también basta. Da igual cuáles sean las condiciones, la situación o la meteorología, a los hombres de Brackley no hay quien les tosa. Únicamente la mala suerte puede con ellos, como le pasó a Valtteri Bottas, que pinchó justo cuando comenzaba una nueva vuelta y tuvo que completar todo un giro con el coche "cojo". Pero más allá de eso, las flechas plateadas -ahora tintadas de negro- han incrementado exponencialmente su ventaja y han dejado como único punto de interés la batalla por el tercer puesto.
Siempre lo mismo
La categoría reina del automovilismo está viviendo una de las luchas más igualadas de los últimos años en la zona media de la parrilla, pero con eso no es suficiente. Los aficionados queremos ver peleas cuerpo a cuerpo en lo más alto, o al menos que los rivales lleguen con opciones al tramo final de las pruebas. Ayer solo Verstappen pudo replicar, y cojo con pinzas esta afirmación, el ritmo de los germanos. El resto perdía más de un segundo y medio por vuelta. ¿Estamos locos? ¡Resulta inviable! Es cierto que Mercedes lleva dominando la Fórmula 1 los últimos siete años, pero lo de esta temporada está cruzando los límites. Y esto no queda ahí. Lo peor es que Hamilton es tan superior que ni su propio compañero de equipo le puede plantar cara, lo que unido a la mala fortuna, nos hace presagiar una nueva campaña somnolienta en lo que se refiere a la lucha por el título. Teníamos puestas todas las esperanzas en el año 2021, pero la actual pandemia que atraviesa el planeta retrasó el cambio de reglamento hasta 2022, por lo que todo apunta a que el año que viene continuaremos con este hastío. Y lo que más me preocupa es precisamente lo que suceda en 2022. Como es obvio, siempre hay cambios de ciclo (y requieren de tiempo), ¿pero dejará escapar Mercedes su hegemonía tan fácilmente? La escudería alemana ya ha dejado más que patente en otras ocasiones que es capaz de adaptarse a cualquier circunstancia, lo que unido al gran talento de sus ingenieros y al inapelable ritmo de Hamilton, nos hace dudar de si el domino no se extenderá aún algunas temporadas más.
Sea como fuere, hay algo de cierto en todo esto, y es que Mercedes se ha ganado esta etapa de éxitos por méritos propios. Todos queremos ver finales de infarto y batallas apoteósicas en lo más alto de la tabla, pero si los demás no se ponen las pilas no hay nada que rascar. Y no miro a nadie, señores de Ferrari. Aunque eso ya es otro tema. Porque lo del equipo italiano es para analizar bien a fondo. Leclerc les está salvando los muebles, pero el ritmo del SF1000 es intolerable viendo cómo rindió su antecesor. ¿Qué opináis vosotros? ¿Qué debe ocurrir en la Fórmula 1 para que las fuerzas vuelvan a igualarse? ¿Será suficiente un cambio de reglamento para acabar con la hegemonía de los hombres de Brackley a corto plazo? ¡Os leemos!
