El 3 de agosto de 2018 tenía lugar una de las noticias más destacadas de la Fórmula 1 durante su última temporada: se hacía oficial la llegada de Daniel Ricciardo a Renault. Un movimiento que, sin dudas, resultaba sorprendente para todos los seguidores de la categoría, y que, como es habitual en estos casos, terminaría generando una gran controversia en torno al piloto y a su nuevo equipo. Y es que el australiano tuvo varias opciones encima de la mesa, entre las que se encontraba McLaren, pero como él mismo admite, la mala etapa que atraviesan los hombres de Woking fue crucial para rechazar su posible fichaje.

Honda, clave en su decisión
Por otro lado, el piloto de Perth asegura que su determinación de marcharse de Red Bull estuvo motivada por la inseguridad de la nueva alianza con Honda, pues no estaba dispuesto a arriesgarse a renovar su contrato por dos años más y tampoco a hacerlo por uno y verse de nuevo en una encrucijada apenas unos meses después. Por todo ello, consideró que la opción más viable era su salida con destino a Renault, un equipo en pleno progreso y que a medio plazo podría volver a la pelea por la victoria: "Supongo que la primera oferta de Red Bull se acercó a lo que estaba buscando. Pensaba que si Honda no funcionaba, el año siguiente sería de frustración. Dos años era algo que me preocupaba; más adelante hablamos de un año, y si Honda funcionaba, lo ampliaríamos", explica.
"Sin embargo, luego un año me pareció arriesgado, y seguía pensando que tampoco iba a lograr nada firmando para dos temporadas. Realmente lo que quería no eran dos años, y firmar por un año me ponía en la misma posición de nuevo a los 12 meses, por lo que no quería volver a estar así. Luego con Renault estuvimos hablando, y de repente algo en mí hizo click y me dije: 'vale, es un fabricante, el progreso que han tenido es bueno, son dos años y es un trato sólido'. Me pareció que podría funcionar", ha señalado para continuar.
Vettel entendió que su liderazgo en Red Bull había acabado
Mientras tanto, Ricciardo también ha querido echar la vista atrás para rememorar su llegada a Red Bull, la cual supuso un antes y un después en la escudería de Milton Keynes, pues el australiano aterrizó como un auténtico "torbellino" y acabó, sin pestañear, con la hegemonía de Sebastian Vettel en Red Bull. A pesar de ello, el actual piloto de Renault cree que el tetracampeón del mundo alemán supo afrontar la situación y comprender que había pasado a un segundo plano: "Creo que lo mejor que me sucedió en ese año fue que logré lo que me veía capaz de hacer, y eso fue lo más satisfactorio para mí. Nunca había luchado con Sebastian, pero me había visto cámaras onboard y cosas así y sabía que era rápido y que tenía talento. Pensaba: 'puedo hacer eso, realmente creo que puedo hacer lo que él hace', así que no me sorprendió conseguirlo, pero estuvo bien demostrarme a mí mismo que podía hacer algo en lo que creía", reconoce.
"Estoy seguro de que él no quería que las cosas salieran así, pero no tengo la sensación de haber roto el equipo en aquel 2014; pienso que simplemente respetó que llegara con algo de acción. Creo que también fue una señal para él de que había llegado el momento de cambiar y de que quizás yo era el siguiente que debía liderar el equipo. Pienso que Seb manejó la situación muy bien ese año. Estoy convencido de que quizás de puertas para dentro mostraba frustración, pero cuando ganaba o cuando le adelantaba, siempre venía y me demostraba que me respetaba", ha expresado para concluir.