El Gran Premio de Hungría nos brindó una rocambolesca salida que dejó a la mayoría de favoritos fuera de juego. Valtteri Bottas se pasó de frenada a la entrada de la Curva 1 y se llevó por delante a Lando Norris, que a su vez golpeó a Max Verstappen. Del mismo modo, el finlandés se cruzó en el camino de Sergio Pérez y arruinó su carrera. Una maniobra por la que perderá cinco posiciones en la parrilla de salida de Bélgica. Sanción que el jefe de Red Bull, Christian Horner, ve totalmente insuficiente, pues con la superioridad del W12 será cuestión de vueltas que recupere su lugar natural: "Valtteri llevó a cabo un gran trabajo para ellos al noquear a nuestros dos coches. Recibe la penalización para la próxima carrera, sin embargo, lo compensa en dos vueltas en Spa. No es un castigo real, ya que no repara el daño que nos hizo, sobre todo cuando observas el límite presupuestario. Los efectos son inmensos y los costes, brutales", ha señalado en palabras para la revista alemana Autobild.
Limitados con la UP
Por otro lado, el austriaco ha sido preguntado por el tema de los motores. Este fin de semana, Red Bull se vio obligado a cambiar el de Verstappen tras problemas derivados del accidente de Silverstone, y ahora todo indica que deberá reemplazarse la unidad de potencia del monoplaza de Checo Pérez, lo que supone que cada vez que la escudería cambie el motor en lo que resta de temporada, tendrá que hacer frente a una penalización: "Las primeras impresiones indican que este motor tampoco está operativo. Es algo muy frustrante, también para Honda, puesto que no se debe a la estabilidad, sino a accidentes que no causamos nosotros", concluye.
