
El motor, que sería de dos cilindros, llevará una actualización más simple que la de la generación actual de V6 turbo, y su precio será bastante más barato. En este sentido, la FIA está segura de que puede equilibrar el reglamento para asegurar paridad en la competitividad. A pesar de que la federación ha expresado de forma repetitiva su insatisfacción por el aumento de los costes de los motores desde que llegaron en 2014, los motoristas han justificado los precios alegando que son acordes a la complejidad de su desarrollo.
No obstante, aunque los clientes han apuntado que no deberían de ser penalizados por tales costes, Wolff ha indicado que no es razonable sugerir que no deberían jugar su papel si esperan el mejor producto disponible para ellos. "Los socios esperan tener el motor más competitivo y, para ello, debido a que es un entorno competitivo, gastamos cantidades sustanciales desarrollando esos motores. Nadie nunca nos ha preguntado cómo planeamos recuperar eso o si alguien puede contribuir para ayudarnos a recuperar ese dinero", explica Wolff.
"Se puede debatir sobre si el beneficio de márketing del gasto en el desarrollo es adecuado o erróneo, pero vivimos en un mundo donde tomos nos enfrentamos a una realidad comercial, y esa realidad comercial es que necesitamos ser lo más eficientes posible para intentar recuperar la mejor cantidad posible. No creo que se pueda esperar de ningún accionista en el deporte que tenga un enfoque benéfico, pero has de encontrar un compromiso por el bien del deporte, aunque optimizando tu propia situación", añade el austriaco.