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GP de Abu Dabi: Recordando a Vitaly Petrov
MUNDIAL 2010

GP de Abu Dabi: Recordando a Vitaly Petrov

GP de Abu Dabi: Recordando a Vitaly Petrov

Roberto Rodríguez   20 de Noviembre 2014 12:33

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GP de Abu Dabi: Recordando a Vitaly Petrov

Los focos están preparados y ya apuntan a la pista. Son las cinco de la tarde y dentro de muy poco el cielo de Abu Dhabi oscurecerá. Entonces ellos serán los encargados de iluminar a los cuatro ases del volante que intentan vencer la edición número 60 del campeonato del mundo de Fórmula 1. Fernando Alonso es el favorito. Su coche es más lento que el Red Bull, pero una ventaja de ocho puntos sobre Webber y quince sobre Vettel parece suficiente para que el de Ferrari logre su tercer entorchado. Hamilton, con el McLaren, está a veinticuatro puntos del español, y aún alberga alguna mínima esperanza de ser el nuevo campeón mundial. Desde la décima posición un novato ruso, que no había terminado de convencer en su temporada de estreno, estaba a punto de entrar para siempre en la historia de la Fórmula 1. Iba a ser el juez del campeonato.

En 2010 una de esas barreras históricas que la Fórmula 1 cada vez tira con más celeridad estaba a punto de caer. Vitaly Petrov, originario de Viborg, muy cerquita de Finlandia, iba a ser el primer piloto ruso de la historia de la Fórmula 1, después de haber sido subcampeón de la GP2, tras Nico Hulkenberg, el año anterior. Su aporte económico fue clave para hacerse con un asiento que poseía Romain Grosjean, más talentoso e identificado con el equipo, sin embargo iba a ser el ruso quien acompañase a Kubica a bordo de la nueva tetera amarilla de Renault. Los inicios fueron difíciles, y Vitaly no pudo terminar en ninguna de las tres primeras carreras, aunque se sobrepuso en la cuarta consiguiendo sus primeros puntos merced a una séptima posición en China, bajo la lluvia. Pese a todo, un estilo agresivo y tendencia a cometer errores, en Shangai también llegó a trompear pero logró subsanarlo sin daños, comenzaba a afianzarse en la figura mental que Petrov causaba en los aficionados.

Gran momento

Su primera gran carrera iba a llegar en Hungría, en un circuito que siempre tiene algo especial que proporciona sorpresas. Petrov solo había logrado un punto en las últimas siete carreras, y fue un décimo puesto en Hockenheim, mientras que Kubica ya sumaba un par de podios con su mismo coche. En Hungaroring todo iba a cambiar. Vitaly, veloz como nunca, superó sistemáticamente a su compañero y se situó séptimo en parrilla, no solo delante de Kubica sino también del McLaren de Button o el Mercedes de Schumacher. En la salida Petrov no se achantó. Atacó fuerte a Rosberg y Hamilton y logró superarlos a ambos, aunque el de McLaren pronto le devolvió a la sexta posición. Sin embargo, poco más adelante el motor del británico reventó, dejando a Vitaly Petrov en una fantástica quinta posición que conservaría hasta la bandera a cuadros.

Un resultado espectacular en un circuito complicado que justificaba todo el talento del ruso. En Spa volvería a puntuar, noveno, enlazando una racha de tres pruebas consecutivas sumando. Pero el Petrov tosco no tardaría en volver a aparecer en forma de accidentes. Primero uno múltiple en la salida en Suzuka, y posteriormente una derrapada bajo la lluvia que acabaría contra el muro en Corea. Dos hechos peliagudos que volvían a sembrar las dudas en torno al primer ruso de la historia de la Fórmula 1. Y llegaba Abu Dhabi. La temporada más apretada de la historia, con hasta cuatro contendientes por el título, iba a llegar a su acto final. Pocos hubiesen previsto que Petrov sería protagonista del mismo, y muchos menos que lo sería de esta manera. Vitaly Petrov estaba a punto de hacerse famoso, justo en el punto en el que nos habíamos quedado.

GP de Abu Dabi: Recordando a Vitaly Petrov

Decisivo en el Mundial 2010

Hay muchas formas de entrar en la historia más allá de ser un gran campeón que gana carreras y asombra al mundo. Y de eso mismo ha ido todo el año esta sección. Los grandes campeones no lo serían sin los que una vez casi ganan, los que un día hicieron un podio o los que se estrellaron a propósito para amañar una carrera. Todos, de una forma mejor o peor, más simpática o más desagradable, más épica o más cutre, forman la gran historia de la Fórmula 1. Vitaly Petrov ese 14 de noviembre de 2010 también iba a entrar en ella. Simplemente por hacer bien su trabajo, casi mejor que nunca. Clasificando décimo en sábado, otra vez por delante de Kubica, y aprovechando un tempranero Safety Car para deshacerse de los neumáticos más blandos y colocar las piedras que Bridgestone catalogaba como duros. El resto sería historia.

Ferrari picó inocentemente el anzuelo que les lanzó Red Bull con la parada anticipada de Webber, y Alonso se quedó detrás de Petrov, que no tenía que volver a parar. El piloto español lo intentó por todos los medios, pero la velocidad punta del Renault era excesiva para él. Ese era el día de Petrov, centrado y correcto como en Hungría, sin errores y firme en su decisión de hacer correctamente su trabajo, aunque eso significase inmiscuirse en la definición del campeonato. Y nadie puede culparle. Petrov terminó sexto, y su tapón impidió que Alonso progresase hasta la cuarta posición que le hubiese dado el campeonato. La temporada 2010 acabó con 27 puntos del ruso, mientras que Kubica consiguió 136, una diferencia sonrojante para Vitaly que a duras penas iba a poder maquillar con esa buena actuación final. Continuaría en 2011 con Renault, pero el rendimiento de este ruso en su segunda temporada iba a tener que subir para poder labrarse un hueco dentro de la siempre exigente Fórmula 1.

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Oportunidad para liderar Lotus

La pretemporada de 2011 había sido una pesadilla para Renault, ahora en manos de Lotus. El piloto estrella, Robert Kubica, sufría un grave accidente en el Rally de Andora. El polaco logró sobrevivir, pero su continuidad en la Fórmula 1 iba a ser imposible. Lotus, a toda prisa, se apresuró a sustituir a su líder, encontrando en Nick Heidfeld la mejor solución. Pero el alemán no intimidaba tanto, Vitaly Petrov tenía la oportunidad de ponerse al mando del equipo. Este año iba a ser su gran oportunidad.

En Australia llegó el primer golpe sobre la mesa. Petrov se metió sexto en parrilla, mientras Heidfeld, aun adaptándose, caía en la Q1. En la arrancada Vitaly pasó a Alonso y Button, colocándose en cuarta posición, a las puertas del podio. Tras una pronto parada de Webber, el Lotus estaba tercero, posición que mantendría tras una dura batalla con el australiano. En las últimas vueltas el morbo, Fernando Alonso se colocaba cuarto, y trataba de alcanzar al piloto que unos meses atrás le había dejado sin campeonato. Pero el español no llegó. El podio quedaba en manos de Vitaly Petrov, que se convertía así en el primer ruso, y único de momento, en subir a un cajón de Fórmula 1. El golpe estaba dado, y ahora era Petrov el líder de Lotus.

Pero el gran Petrov iba a durar muy poco, apenas dos carreras. Era un espejismo. En Malasia el podio lo hizo Heidfeld, recobrando su posición de poder dentro del equipo, mientras que Vitaly se despeñaba en las últimas vueltas tratando de puntuar. En China y Turquía apareció en las últimas posiciones de los puntajes, y posteriormente sufriría un importante accidente en Mónaco que obligó a sacar la bandera roja. Sin embargo Petrov estaba bien, y quince días después pudo hacer su última gran faena en Fórmula 1. Fue quinto en Canadá, bajo el diluvio, en la carrera más larga de la historia. Después de más de cuatro horas de emoción, y aprovechando un accidente de su compañero contra Kobayashi, el ruso alcanzaba el top cinco por última vez en su trayectoria en la Fórmula 1. Después de Hungría Lotus despidió a Heidfeld y subió al coche a Bruno Senna, pero el monoplaza de Enstone ya estaba abandonado. Vitaly logró algún noveno puesto antes de cerrar la temporada, aunque quizá hubiese llegado a más si Liuzzi no hubiese hecho una tremenda carambola en la salida de Monza, donde partía noveno. De cualquier modo el año acabó con 37 puntos, por 34 de Heidfeld con ocho carreras menos y dos de Bruno Senna. A finales de temporada Lotus tenía preparada la revolución. Traían de vuelta de los rallys a Kimi Raikkonen, el campeón de 2007, y a su lado iba a regresar Romain Grosjean, ya más maduro y como flamante campeón de la GP2. En Lotus ya no había sitio para Petrov.

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Llegada a Caterham y final de su carrera

La temporada 2012 parecía que no iba a contar con Petrov. Todos los asientos estaban confirmados, e incluso ya se habían realizado los primeros test de la pretemporada. Pero entonces saltó la sorpresa. Jarno Trulli salía de Caterham, hastiado por un coche lento y un proyecto sin futuro, y su lugar caía en manos de Vitaly Petrov, que aportaba un buen dinero al equipo. El coche era lento, muy lento, solo mejor que los HRT y similar a los Marussia. La temporada estuvo llena de mediocridad. Antes de llegar a Brasil, la última carrera, el mejor resultado de Petrov era un decimotercero en Valencia, una carrera alocada y con bastantes abandonos. Kovalainen, su compañero de equipo, acostumbraba a superar al ruso, aunque de forma insuficiente como para aspirar a los puntos. La lucha de Caterham era otra, la de conseguir un mejor resultado que Marussia, y que HRT, en pos de una mejor posición en la clasificación de constructores. En Brasil a Vitaly Petrov le esperaba su última gran faena en la Fórmula 1.

Otra vez la carrera decisiva, y de nuevo Alonso y Vettel jugándose el título, aunque esta vez sin intermediarios. Y Petrov iba a volver a ser protagonista, aunque esta vez sin inmiscuirse en la lucha por el título, casi sin que nadie se diese cuenta. La lluvia regaba Interlagos. Ya en la salida varios coches quedaron fuera, evidenciando que la última de 2012 iba a ser una carrera por eliminación. Caterham lideraba la clasificación de los humildes, pero un decimosegundo puesto de Marussia echaba por tierra todas las esperanzas verdes, y precisamente en esa posición rodaba Charles Pic a solo diez vueltas del final. Una parada en boxes de Ricciardo le había dejado ahí, a las puertas de la gloria, humilde gloria eso sí, para su equipo. Pero por detrás venía Petrov. Entregado, con un gran ritmo bajo el agua, el ruso se creció. Velozmente, logró recuperarle la ventaja a Pic y, a siete vueltas del final, adelantó al piloto francés recuperando para su equipo la décima posición de constructores. Justo a tiempo, porque un par de vueltas después un accidente de Di Resta sacaba a pista el Safety Car, que ya rodaría hasta la meta manteniendo las posiciones.

Petrov era undécimo y había salvado a Caterham. Y por solo una plaza no había logrado el primer punto del equipo. Quizá si Raikkonen no hubiese encontrado la salida de aquel laberinto... En cualquier caso, el objetivo estaba logrado, con más suspense del esperado y con un toque épico que hacía a Petrov postularse como piloto titular para el año siguiente, en recompensa a su labor. Pero no fue así. Caterham fichó a Van der Garde y a Charles Pic, sí, el mismo Pic que casi les roba aquella décima posición en constructores que tanto beneficio económico da. Y Petrov quedó fuera, sin equipo, compuesto y sin novia, prácticamente obligado a abandonar la Fórmula 1.

Pese a que se le llegó a vincular con Marussia, parece complicado ver de nuevo de vuelta de Vitaly Petrov por la Fórmula 1. Un corredor agresivo al que siempre perseguirá la fama de su maletín, pero que consiguió pasar a la historia a su manera y que derribó algunas barreras que parecían muy sólidas con la gigante Rusia. Un piloto arrojadizo, muchas veces lanzado contra otros en debates que a él ni le importan. Porque a él solo le importa su carrera, una trayectoria que se puede resumir en dos carreras, dos pruebas consecutivas, una en la que se hizo famoso y otra en la que se hizo grande.

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