La ciudad de las avellanas, traducción de su significado en húngaro -"rico en avellanas"-, ha vivido de manera consecutiva 28 Grandes Premios en un trazado que se inauguró en 1986 con la victoria de Nelson Piquet ante Ayrton Senan y Nigel Mansell. Si bien hoy ya no es tan sencillo encontrar los arbustos que proporcionaban el fruto en tiempos pasados, Mogyoród sigue presente en el calendario de la Fórmula 1 a pesar de las críticas de todos los colores que se han vertido sobre su ratonero trazado, la falta de adelantamientos y el húmedo calor estival. Vive de ello y del parque de atracciones acuático. Ofreció a Europa del Este durante años la única oportunidad de ver a los héroes del momento batirse sobre monoplazas de Fórmula 1.
El peor piloto de la Historia
Taki Inoue es un claro ejemplo de cómo tener éxito sin ser, ni de lejos, brillante en su profesión. El piloto nipón debutó en el GP de Japón, dónde sino, con Simtek, logrando clasificarse para disputar la carrera. Pero su aventura duró tres vueltas, las que tardó en empotrar el S941 con motor Ford-Cosworth, a pesar de conocerse el trazado, y poner punto y final a su primer Gran Premio de Fórmula 1. Inoue llegó a la Fórmula 1 gracias a su gran facilidad para los negocios y a lograr unos apoyos económicos que no estaban en consonancia con su habilidad en la pista, como demostró durante años en categorías inferiores, tanto europeas como japonesas.
No obstante, a Simtek le interesaba el dinero que los patrocinadores de Taki Inoue ofrecían y le subieron al monoplaza para su cita como local. A pesar del nefasto debut en Suzuka, Inoue obtiene un contrato para 1995 gracias a los 7 millones de dólares que llevaba bajo el brazo. Una temporada completa para el peor piloto de la Historia. Impensable pero cierto. El dinero de Inoue convence a Footwork Hart, fundado por otro empresario nipón, y debuta a los mandos del FA16 con motor V8 en Brasil. No será hasta la sexta carrera del año, en Canadá, cuando Inoue logrará ver su primera bandera a cuadros en una sorprendente novena posición, debido a los múltiples accidentes y fallos mecánicos del resto de la parrilla. Acaba doblado por partida doble.
Hungaroring y lo nunca visto, por segunda vez
Pero la Fórmula 1 llega a la décima cita del Mundial de 1995 con Michael Schumacher en lo más alto de la clasificación con cinco victorias en el bolsillo y 21 puntos de ventaja sobre Damon Hill, su más directo rival. Pero en Hungría el dominio de los chicos de Williams-Renault es prácticamente humillante. En clasificación, los dos FW17 se hacen con las dos primeras posiciones, con Hill endosando casi cuatro décimas a su compañero de equipo, David Coulthard. Tercero pero a un mundo de los coches de Grove se sitúa el líder del Mundial, Michael Schumacher y su Benetton B195. El resto de la parrilla se queda a más de un segundo de la pole position, la décima, del británico.
Con 77 vueltas por delante y en la tarde del 13 de agosto de 1995, Mika Häkkinen y su McLaren pueden luchar, por fin, con los de delante y dejar su duelo particular con Jordan para otra ocasión. Taki Inoue supera a su compañero de equipo, Max Papis, como viene haciendo en los últimos tiempos y arranca en el 18º cajón de salida con su Footwork. En la arrancada, Damon Hill apenas tiene problemas para comenzar a abrir margen sobre sus rivales, con Coulthard haciendo de guardaespaldas y cubriendo la escapada del británico. Pero en la vuelta 13, Schumacher se quita de en medio al escocés para tratar de dar caza a su rival, imponiendo un ritmo constante a los mandos de aquel Benetton campeón.
Una vuelta más tarde, lo nunca visto acontece en el Hungaroring en plena tarde estival. Taki Inoue comienza a ver cómo su motor Hart arde en la trasera del monoplaza nº10 -el de los astros en el balompié y el suyo en la Fórmula 1- y lo detiene al borde de la pista. Los comisarios de pista no logran apagar el incendio de la trasera de su Footwork e Inoue busca otro extinto del otro lado de las protecciones. Cuando emprende su camino de regreso hacia su monoplaza, el coche de los comisarios que había sido enviado para despejar la zona embiste al piloto japonés. Este, tras tratar de ir a apagar el fuego durante un par de segundos, cae al suelo herido, con la pierna izquierda fracturada.
Curiosamente, el comisario que se encuentra cerca de él le arrebata el extintor, caído en el suelo, y procede a apagar la trasera del monoplaza sin dedicarle ningún tipo de atención al piloto nipón. Y más curiosamente todavía, Inoue vivió una especia de deja vu aquella tarde de agosto. En las prácticas del sábado del GP de Mónaco, algunos meses atrás, el japonés veía cómo el Renault Clio que hacía las veces de Safety Car pilotado por Jean Ragnotti -piloto de rallyes-, hacía volcar su monoplaza, en el que iba montado de camino a boxes tras haberlo calado y por propia decisión. Ragnotti, que estaba haciendo un par de vueltas de exhibición, golpeaba al Footwork -remolcado en dirección a boxes por una grúa- en el complejo de la 'Piscina' y lo hacía volcar, provocando el desconcierto en los comisarios. Inoue llevaba el casco puesto y eso le salvó la vida pero los cinturones de seguridad habían sido desabrochados por el piloto tras ser enganchado por la grúa. Unas ligeras contusiones y un monoplaza totalmente destrozado fueron las consecuencias de lo que podría haber sido la mayor desgracia absurda de mediados de los 90'.
Damon Hill y los errores dejan a Schumacher por detrás
Volviendo a Hungaroring. Michael lograba recortar distancias con Damon Hill tras los 15 segundos de diferencia máxima conseguidos por el británico. Ambos paraban al mismo tiempo por primera vez pero en Benetton -veloces y precisos como nadie en aquellos días- erraban estrepitosamente. La máquina de repostaje echaba el combustible fuera y, milagrosamente, ninguna chispa provocaba la llamarada atroz. El alemán perdía medio minuto con Damon Hill al salir de boxes pero lograba entablar otro nuevo duelo antes de la segunda parada.
No obstante, el británico de Williams-Renault volvía a aumentar las distancias con un sensacional pilotaje y en la tercera visita al pit lane, sus preocupaciones nada tenían que ver con Michael Schumacher. Tenía la carrera prácticamente ganada. Pero el 'Kaiser' iba a ver cómo a falta de tres vueltas para el final, su Benetton sufría un fallo eléctrico en el propulsor Renault y le dejaba tirado a las puertas de subirse al segundo cajón del podio. David Coulthard completaba así, sonreído por la fortuna propia y la desgracia del germano, el doblete de Williams en Hungría, primero y último de la temporada. El resto, todos doblados.
El duelo entre los dos férreos aspirantes al título de aquella temporada no pudo llegar a ver su final completo en Hungría pero tendría más y variopintos episodios a lo largo de aquella temporada. Taki Inoue concluiría su carrera deportiva en la Fórmula 1 en la vuelta 15 del GP de Australia, el último del año. No pudo convencer, o engañar, a Sauber ni a Ligier. A punto estuvo de hacerlo con Minardi pero su principal patrocinador le dio la espalda y el equipo italiano le sustituyó inmediatamente por Fisichella. Es lo que tenía ser 'el peor piloto de la Fórmula 1'. Y el más desafortunado.
