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Motores Renault: vuelve la esencia de los 80

Motores Renault: vuelve la esencia de los 80

Roberto Rodríguez   25 de Junio 2013 09:45

43 comentarios

Motores Renault: vuelve la esencia de los 80

Vuelven los motores turbo a la Fórmula 1. Esta frase tan clara y contundente habrá hecho regresar a más de uno a la dorada época de los 80. "Los años del turbo han sido los mejores de la historia de la Fórmula 1", con esta afirmación Alain Prost, uno de los mejores pilotos de la historia y emblema de esa época, daba la razón a la FIA, que pretende mejorar el espectáculo con el retorno de los motores turbo en 2014 a la Fórmula 1. Desde F1aldia queremos repasar algunos grandes momentos que los turbos ochenteros nos dejaron a los amantes de este deporte. ¡Átense el cinturón porque arrancamos!

5. Un debut complicado

En 1977 teníamos una novedad entre los constructores que participarían en el campeonato de esa temporada: Renault. La marca francesa se había decidido a dar el salto a la Fórmula 1 con una apuesta fuerte y revolucionaria bajo el brazo, los motores turbo. Con solo un piloto, el francés Jabouille, la marca del rombo pretendía hacer su aparición en el gran circo en el circuito de Dijon, en el Gran Premio de Francia ante su público, pero todo tuvo que aplazarse dos semanas, hasta el Gran Premio de Gran Bretaña. Allí Jabouille se colocó el vigésimoprimero en parrilla, a una distancia considerable de un segundo y seis décimas de la pole que marcó James Hunt con su McLaren motorizado por Ford Cosworth. Durante la carrera el piloto francés llegó a rodar decimosexto, pero como preludio de lo que les esperaba, su turbo se averió tan solo diez vueltas después de la salida, teniendo que retirarse.

4. El 1986 de Ayrton Senna

Renault se acababa de marchar como constructor de la Fórmula 1, dejando una serie de equipos motorizados. De todos ellos, fue Lotus con su piloto estrella, Ayrton Senna, quien enarboló la bandera de Renault. En el 85 Senna ya había logrado dos victorias y siete poles, de modo que la marca del rombo esperaba que pudiese darles a sus motores turbo el título que ellos no habían conseguido como constructor. Senna solo venció dos carreras, en Jerez y en Detroit, y un alto número de abandonos, incluidos dos por fallos en el motor, le privaron de luchar por un campeonato en el que aún ostentaba alguna posibilidad a dos carreras del final. Las ocho poles logradas en todo el campeonato dejaron claro el potencial del Lotus, aunque al término del año fue Prost, quien sumó su segundo título en un final desgraciado para Mansell.

Motores Renault: vuelve la esencia de los 80

3. El mejor día de Villeneuve y Ferrari

Si preguntásemos a los ferraristas por las mejores victorias de la Scuderia, seguramente la de Gilles Villeneuve en Mónaco 1981 saldría entre las más votadas. Tras un año 1980 lamentable en el que Ferrari fue décima sumando solo ocho puntos, la marca italiana hizo suyo el refrán de "a grandes males, grandes remedios". Para 1981 pusieron a su monoplaza un v6 a 120º de 1.500 cc con doble turbocompresor KKK. El nuevo motor turbo trajo a la Scuderia multitud de problemas de fiabilidad, y la llegada del Gran Premio de Mónaco no parecía la mejor noticia para comprender bien el nuevo motor. Sin embargo allí todo salió rodado. Villeneuve calificó segundo tras Piquet, que era el favorito. El piloto brasileño se escapó hacia la victoria, mientras que Alan Jones conseguía sobrepasar también al Ferrari. Pero a algo más de veinte vueltas del final Piquet falló y terminó contra los muros, dejando la carrera entre Jones y Villeneuve. A cuatro vueltas para terminar el canadiense superó al vigente campeón y dio a Ferrari el primer triunfo de su época turbo en un escenario tan inigualable como Mónaco.

2. Los sueños rotos de Renault y Prost

En 1983 Renault ya lo tenía todo a punto para competir por el campeonato. Su motor turbo funcionaba lo suficientemente bien como para meter a Prost en la lucha del campeonato. A tres carreras del final la dupla francesa lideraba el campeonato con ocho puntos de ventaja sobre Arnoux, catorce sobre Tambay y otros catorce sobre Piquet. Sin embargo todo se iba a complicar para Prost. Un problema con el turbo en Italia unido a la victoria de Piquet dejó al brasileño en situación de asalto al campeonato, con solo cinco puntos de desventaja. La penúltima carrera, en Brands Hatch, dejó el campeonato aún más comprimido, con solo dos puntos a favor de Prost, quien se jugaría el campeonato batiéndose con Piquet en la última carrera, el Gran Premio de Sudáfrica. El brasileño partía segundo mientras que el Renault se quedó quinto. Ya en la salida Piquet se puso primero mientras que Prost llegaba a rodar tercero, en busca de una victoria que le garantizase su segundo campeonato, sin embargo lo que se encontró fue una avería en el turbo, ¡otra vez el dichoso turbo! Prost abandonó y Piquet, calculador como siempre, se dejó caer hasta una cómoda tercera posición que le garantizó los puntos necesarios para llevarse su primer entorchado, rompiendo así los sueños de Renault. Sus motores turbo se quedaban sin campeonato.

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1. Dijon 79: la primera victoria turbo y algo más

Parecía difícil que la primera victoria de un motor turbo en Fórmula 1 quedase empañada por algo, pero en el Gran Premio de Francia 1979 ocurrió. El sábado Jabouille colocó su Renault en la pole, con su compañero de equipo, René Arnoux, a su lado. Tercero partía el otro gran protagonista de la carrera, Gilles Villeneuve. En la arrancada el canadiense tomó la cabeza de carrera, defendiéndola con garra hasta la vuelta 46, en la que Jabouille lo sobrepasó y comenzó a abrir hueco en busca de la primera victoria turbo. Pero no habían acabado los problemas para el de Ferrari. Por detrás venía René Arnoux remontando con el segundo Renault. Con un ritmo más veloz, el frances alcanza a Villeneuve y ambos comienzan unos de los duelos más épicos de toda la historia de la Fórmula 1. Tras un batiburrillo de adelantamientos, toques, pasadas de frenada y cambios de posición acaba siendo el Ferrari quien llega por delante de Arnoux, impidiendo el doblete de Renault. No obstante nada podía frenar la alegría de la marca del rombo, que había logrado la primera victoria de un motor turbo en la Fórmula 1. Y además también era la primera victoria de Jabouille en la Fórmula 1. Y todo en el Gran Premio de Francia ante el delirio de unos aficionados que sabían que ese día, ese 1 de julio de 1979, era desde entonces historia ardiente e irrepetible de la Fórmula 1.

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