"El GP de Mónaco no fue un fin de semana fácil para el equipo. Desde entonces, hemos estado trabajando duro, empezando por analizar los datos necesarios para comprender por qué no rendimos como esperábamos en Montecarlo. Una vez terminada esta fase, hemos preparado los monoplazas con la configuración técnica requerida en el trazado de Montreal, pasando de la versión con mayor carga aerodinámica de la temporada, la de Mónaco, a la de la puesta a punto con la menor carga de todos los circuitos por los que hemos pasado en lo que llevamos de temporada", señala el jefe del equipo, Stefano Domenicali.
Para Canadá, el equipo técnico ha montado el F138 sobre un chasis nuevo, una medida necesaria después de analizar el estado del chasis anterior. "Por supuesto que nos hemos centrado en la resolución de los problemas de fiabilidad, algo que había que resolver sí o sí. Lo que es seguro es que el equipo está absolutamente motivado y decidido a considerar lo sucedido en Mónaco cono un incidente aislado", apuntaba Domenicali. Respecto a la puesta a punto que se llevará a cabo durante el fin de semana en Montreal, los compuestos medio y superblando de este GP han tenido bastante que ver en ella.
El circuito canadiense guarda muchos recuerdos
Así pues, el jefe de la Scuderia no puede más abogar al optimismo en el trazado canadiense de Gilles-Villeneuve: "Analizando los resultados obtenidos en las seis primeras carreras disputadas hasta la fecha, nuestro coche ha demostrado tener un buen rendimiento y una adaptación generalmente satisfactoria. En algunas ocasiones no hemos sido tan rápidos como otros equipos, pero en términos de promedio de rendimiento, estamos a un buen nivel. El circuito de Montreal debería resaltar nuestros puntos fuertes, como la frenada, uno de los elementos clave para conseguir un buen tiempo en esta pista. Dicho esto, nuestro esfuerzo está dirigido también a las áreas en las que nuestro coche aún no es tan eficiente como debería".
En 2012, Ferrari realizó un homenaje muy especial por el treinta aniversario de la muerte de Gilles Villenueve, en el que estuvo presente su hijo, Jacques, que pilotó uno de los coches de su padre en Fiorano, el circuito de Ferrari en Italia. "Recuerdo a Jacques como el hombre que batió a Michael Schumacher en Jerez, logrando su título mundial en 1997. Cambió su forma de ser con el paso del tiempo. Creo que en aquellos años, quiso dar la impresión de ser alguien que no era, debido al peso que tenía que soportar sobre sus hombros por ser el hijo de quien era. Pero, a medida que pasó el tiempo, comenzó a darse cuenta de que era normal y algo de lo que debía sentirse orgulloso. Cuando Jacques condujo el año pasado el Ferrari de su padre, lo más emotivo fue ver a los mecánicos que trabajaron en el monoplaza, que eran los mimos que en su día trabajaron en el de Gilles, además de volver a ver rodar en pista ese coche. Todo esto nos dio una idea de cuál era el ambiente de este deporte en aquellos tiempo. La Fórmula 1 ha evolucionado desde el punto de vista tecnológico y en los métodos de trabajo, pero cuando uno habla de la Fórmula 1, ya sea de la de los años cincuenta, o de la de 2013, la única constante es que se sigue hablando de Ferrari", apuntaba Domenicali.
