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JORNADA ATAREADA

Así trabajan los equipos durante un viernes de Gran Premio

Así trabajan los equipos durante un viernes de Gran Premio

Manuel Andrés Nieves    4 de Octubre 2010 09:10

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Así trabajan los equipos durante un viernes de Gran Premio

La jornada del viernes en un Gran Premio es siempre una dura y ajetreada prueba para todos los equipos, a pesar de que éstos acostumbren a hablar de "un viernes normal" o "un viernes como otro cualquiera" en los comunicados de prensa emitidos al final del día. Pero detrás de esta supuesta tranquilidad se esconde un enorme trabajo que principalmente se ha de focalizar en sólo tres horas, las que conforman las dos sesiones de entrenamientos libres.

Cada equipo ha de evaluar los diferentes compuestos de neumáticos, recopilar toda la información necesaria y encontrar la configuración del coche a partir de la cual construir el resto del fin de semana. Para entender un poco mejor todo lo que ello implica, desde el equipo Renault nos lo explican con mayor detalle.

Para desempeñar estas tareas, Robert Kubica y Vitaly Petrov suelen trabajar juntos y comparten sus datos para asegurar que el trabajo del equipo vaya por buen camino. Evidentemente hay algunas cosas que ambos pilotos necesitan evaluar, como el comportamiento de los neumáticos, pero por regla general no es necesario repetir todo con cada coche.

En las dos primeras sesiones de libres los monoplazas ruedan con diferentes cargas de combustible. Normalmente se comienza probando con bajas cantidades para permitir a los pilotos evaluar los cambios en la configuración del coche e interpretar el comportamiento de éste. Posteriormente se opta por una mayor carga de carburante para tasar la degradación de los neumáticos, el desgaste de los frenos y el ritmo de carrera, lo cual ayudará a los ingenieros a planificar la estrategia. El equipo trabaja, por tanto, con la mira puesta tanto en calificación como en carrera.

Además de ajustar las diferentes configuraciones del coche al trazado, las sesiones de los viernes representan la única oportunidad para probar y validar las nuevas evoluciones. En el caso que nos concierne, Renault, un ejemplo son las nuevas partes de la caja de cambios que la escudería gala probó durante tres jornadas de viernes antes de montarlas definitivamente en carrera. En el Gran Premio de Bélgica, el equipo francés probó por primera vez el conducto F en sus monoplazas para comprobar si el comportamiento de este elemento en pista se correspondía con las simulaciones en la fábrica. La prueba resultó un éxito y esta modificación fue introducida en el r30 para esa misma carrera.

Probablemente el mayor reto al que un equipo se enfrenta el viernes es el de evaluar los compuestos de neumáticos, dado que la cantidad de juegos disponibles por fin de semana es limitada y su reparto es muy restrictivo. En la primera sesión de libres sólo hay un juego de gomas duras disponible, el cual solamente puede ser utilizado en esa sesión, mientras que en la segunda sólo hay uno de duras y otro de blandas. Cada piloto tiene únicamente un juego de cada compuesto disponible en todo momento durante las sesiones del viernes, lo cual significa que el tiempo con gomas frescas es escaso.

Bridgestone lleva dos compuestos de neumáticos para cada carrera, seleccionados de un rango de duros, medios, blandos y súper blandos. Normalmente se escogen compuestos separados dos escalones entre sí. Por ejemplo, en el Gran Premio de Japón del próximo fin de semana se utilizarán los duros y los blandos. Mientras en algunos circuitos la diferencia de rendimiento entre compuestos es relativamente pequeña, en otros es mayor, por lo que una de las tareas claves del viernes es evaluar dicha diferencia de comportamiento para permitir así al equipo planificar la estrategia de cara al resto del fin de semana.

Así trabajan los equipos durante un viernes de Gran Premio

Pero el trabajo no termina cuando los monoplazas dejan de rodar, ya que tras los dos primeros entrenamientos libres aún queda mucho por hacer. El equipo puede modificar cualquier cosa en el coche de cara al día siguiente y no es extraño ver a los mecánicos destripando y reconstruyendo los monoplazas de madrugada. Pasar la noche en vela tampoco es descartable. La rutina habitual suele implicar cambio de motores y cajas de cambio para adaptarse a las unidades utilizadas en carrera, además de reemplazar los radiadores y algunos componentes de la suspensión. Y, por supuesto, es en este momento en el que se realizan las modificaciones en los reglajes que se necesitan para el sábado a la mañana.

El último reto del viernes es el de interpretar la hoja de tiempos para calibrar la competitividad del monoplaza. No es tarea fácil, realmente, porque los tiempos por vuelta realizados con baja y alta carga de combustible pueden diferir hasta en cuatro segundos, pero los ingenieros normalmente se hacen una idea de dónde estará cada uno al final del día. Observando el ritmo de los rivales se puede hacer una evaluación de la competitividad global.

Como decíamos al principio, es habitual que tras completar los primeros entrenamientos libres del fin de semana, el equipo comente que todo ha ido según lo previsto, y no se preste demasiada atención a los resultados. Sin embargo, todos los equipos trabajan a un ritmo frenético para que nada quede al azar en lo que resta de fin de semana y, por supuesto, para sacar el máximo partido a cada elemento de sus monoplazas, una tarea que el piloto se encargará de ejecutar el sábado en calificación y el domingo en carrera.

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