Así pues, el jefe ejecutivo de la F1 tiene previsto reunirse con Paul Hembery y Pascal Couasnon, directores de ambas marcas, en las siguientes semanas, antes de anunciar en septiembre al ganador de un acuerdo entre 2017 y 2019. "Obviamente, tenemos una historia de cien años en el deporte de motor, y hemos estado en la F1 durante cinco años. Esa es una base que hay que tener en cuenta, desde el punto de vista de la FIA. Somos conocidos, estamos establecidos y somos un proveedor de alta calidad a nivel mundial, y esa es la base que cuenta", explica Hembery.
"En lo que concierne a los aspectos técnicos, ya hemos dicho que cumpliremos con los requisitos de la F1. Si quieren hacer cambios en las reglas, entonces daremos lo mejor de nosotros mismos para conseguirlo. Seguiremos las reglas y cumpliremos con las decisiones de los equipos, el promotor y la FIA. Evidentemente, no tenemos ni idea sobre qué propuestas ha hecho Michelin, ni las que presentarán a Bernie, así que ahora es una decisión comercial. La FIA ha hecho su parte, que es cualificar al suministrador, y ahora le corresponde al poseedor de los derechos comerciales decidir el socio más apropiado para el deporte", añade el de Pirelli.
En lo que respecta a Michelin, Couasnon admitió el pasado mes que ganar la partida y convencer a un escéptico Ecclestone sería la clave del éxito. En este sentido, la marca francesa está dispuesta a introducir neumáticos de 18 pulgadas, semejantes a los de los coches de calle, así como a producir ruedas más duraderas que permitirían a los pilotos empujar al límite más a menudo durante un Gran Premio.