Este pasado viernes por la noche, Bianchi ponía punto y final a su lucha en el hospital de Niza, despuués de nueve meses en coma desde que sufriera aquel fatídico accidente en el Gran Premio de Japón. El francés ha sido la primera víctima mortal en la F1 a causa de heridas provocadas por un accidente en carrera desde Ayrton Senna en 1994. El que fue piloto de Marussia, popular y señalado como futura estrella en Ferrari, se salió de la pista en Suzuka debido a la lluvia y acabó estrellando su coche contra una grúa que estaba retirando el monoplaza de Adrian Sutil.
"Esa grúa nunca debería de haber estado ahí. Hemos hecho una gran cantidad de esfuerzos por asegurar que, si un monoplaza se sale de pista y se estrella contra algo, como una barrera de neumáticos o lo que sea, todo está bien. Estrellarse contra esa máquina...la verdad es que no habría diferencia si hubiera sido con un coche de calle", añade el jefe ejecutivo de la F1.
La competición sigue siendo peligrosa
Hasta ahora, la FIA ha introducido una serie de medidas de seguridad después del accidente en Suzuka, entre las que se incluyen el uso de un coche de seguridad virtual y la fortificación de la zona que rodea el cockpit del piloto. Sin embargo, la Asociación de pilotos (GPDA) apuntó que la muerte de Bianchi fue un recordatorio de que siempre se puede hacer más. "Es en momentos como este cuando se nos recuerda brutalmente lo peligroso que sigue siendo conducir", reza un comunicado del organismo emitido este fin de semana.
En relación a lo sucedido aquella tarde en la pista japonesa en octubre de 2014, Ecclestone ha señalado que el incidente ha causado la pérdida de un enorme talento, y no puede volver a repetirse: "Es una pena perder a un tipo tan talentoso a su edad, y también era una persona estupenda. Lo que pasó fue, simplemente, trágico. Espero que se le recuerde por cómo era como piloto y como persona, y no porque tuviera ese accidente".