El principal objetivo del método empleado hasta ahora es dejar en una ronda final a los diez mejores pilotos para que, entre ellos, se disputen la pole position. Cuando en Austin en vez de 22 coches en pista se anunció que habrían 18, tras la quiebra de Caterham y Marussia, la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) determinó que la mejor opción era reducir en dos los eliminados en la Q1 y Q2. De esta forma, cuatro pilotos serían eliminados en la primera tanda y otros cuatro en la segunda, quedando diez, como hemos dicho, para el final.
Con la vuelta de Caterham parecía ya evidente que la FIA tendría que volver a modificar el sistema para adecuarlo nuevamente. Los encargados del tema se reunieron el viernes por la mañana en el paddock del circuito de Abu Dabi para debatir cuál era la mejor opción. Finalmente, los comisarios decidieron que lo más lógico era eliminar cinco coches en la Q1 y otros cinco en la Q2 restando, una vez más, los diez mejores.
Un cambio burocrático sencillo pero, a su vez, necesario.