"No me gusta este tipo de conducción al estilo taxi. Lo que no me gusta es esta complejidad en la interpretación de una carrera, tanto desde el punto de vista del piloto como de los espectadores. Hasta ayer, solamente había que gestionar los neumáticos: la mayor parte de la atención recaía sobre la gestión de las gomas. Era engañoso ver a un piloto liderar y te dabas cuenta de que no podías considerarle como líder porque pararía pronto en boxes a cambiar neumáticos. Era complicado interpretar una carrera. Actualmente, además de todo eso, has de añadir el consumo de gasolina y la gestión de una carrera con una cantidad limitada de gasolina. Prefiero el tipo de F1 en la que siempre has de empujar al límite", señaló Montezemolo en la publicación Autosprint.
Las piezas del puzle, ¿encajan?
A pesar de estas preocupaciones, di Montezemolo subrayó que estuvo totalmente a favor de la nueva era de F1: "No podemos estar entre los que no empujan por conseguir una F1 más tecnológica e innovadora, porque luego transmitimos este conocimiento en la producción de coches. Para nosotros ha sido como juntar las piezas de un puzle: algunas cosas han ido como se esperaba, otras no. La dificultad ha sido el equilibrio entre el motor de combustión y el eléctrico; lo que más me ha gustado ha sido ver la correlación entre el túnel de viento y los datos de pista, que siempre ha sido nuestro problema en los últimos cuatro años. Estos nuevos coches híbridos representan un proyecto muy complejo. La fiabilidad será importante, será interesante ver cuántos coches acaban la primera carrera".